
Una sonrisa inimitable.
Que escondía un dolor insondable.
Tina Turner transmitía alegría y energía en el escenario.
Justo lo que le faltó en vida. Rechazo, abuso y maltrato marcaron su infancia y vida adulta.
Suelo decir que el buen humor en tiempos de bonanza es bienvenido. Pero cuando realmente aporta valor es en tiempos de crisis.
Y la vida de Tina debió ser una crisis permanente. A pesar de convertirse en icono de la música afirmó a los 81 años “No fue una buena vida. Lo bueno no equilibró lo malo».
Sin embargo, no dejó de sonreír y de hacernos sonreír.
Por eso, GRACIAS.
Por personas como Tina, mi próximo libro se titulará “La risa asusta al miedo”