«Antes les llamaban los de la acera de enfrente. Ahora, como van por todas partes, no se sabe cómo llamarlos». Este chiste es de principios de los 80.
El “van por todas partes” significaba que ya no era delito ser gay. Que ya no tenían que vivir ocultándose.
¿Estaba bien reírse de eso entonces? ¿Lo está ahora?
Siempre estuvo mal.
Simplemente, antes ese tipo de humor era muy popular, razón por la que solo unos pocos se atrevían a criticarlo.
Hay que combatir la actual cultura de cancelación y su moral perversa que pretende silenciar toda voz discordante de lo políticamente correcto…
𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗲𝘀𝗼 𝗻𝗼 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗲 𝗱𝗲𝗰𝗶𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝗰𝘂𝗽𝗲𝗿𝗲𝗺𝗼𝘀 𝘂𝗻 𝗵𝘂𝗺𝗼𝗿 𝗤𝗨𝗘 𝗬𝗔 𝗘𝗥𝗔 𝗠𝗔𝗟𝗢 𝗵𝗮𝗰𝗲 𝟯𝟬 𝗼 𝟰𝟬 𝗮ñ𝗼𝘀.
Como explico en “Lidera con sentido del humor”, contar chistes gruesos sobre gays puede ser una forma de reivindicar el derecho a la libertad de expresión, pero también es posicionarse en el lugar equivocado de la ética personal.
Hay muchas cosas de las que reírse: la mezquindad, la mediocridad, la petulancia, la ostentación. Y, por supuesto, de nosotros mismos…
Entonces ¿Por qué reírse de los que lo tienen más difícil?
𝗗𝗲𝗳𝗲𝗻𝗱𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗲𝗹 𝗵𝘂𝗺𝗼𝗿. 𝗣𝗲𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗺𝗼𝗳𝗮𝗿𝘀𝗲 𝘆 𝗯𝘂𝗿𝗹𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗱𝗲 𝘁𝗲𝗿𝗰𝗲𝗿𝗼𝘀.
➡ ¿Para qué utilizar el #humor para poner distancias y alejar a las personas si tiene mucha más capacidad para acercar posiciones y reforzar relaciones?
Feliz semana 🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈
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Divertirse trabajando 